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Desarrollo Espiritual


La espiritualidad no tiene por qué ser sinónimo de religiosidad. Hay personas que no se sienten atraídas por ninguna religión en particular, sin embargo, sienten que hay cuestiones profundas y transcendentales en su vida que necesitarían explorar para poder sentirse más completos.
¿Cuál es mi lugar en el mundo? ¿qué sentido o propósito tiene mi vida? ¿quién o qué soy yo? ¿soy un ser aislado e independiente o por el contrario formo parte de un todo integrado?
La espiritualidad abarca aspectos sensibles y menos materiales que son difíciles de explorar en una sociedad como la nuestra. Esta faceta humana necesita encontrar el espacio y la tranquilidad necesaria para comenzar su investigación.
La espiritualidad puede ser abordada desde muchas orientaciones y escuelas filosóficas (y por supuesto, también desde la religión). Es un camino de exploración personal en donde el proceso, las preguntas y el no-saber se hacen tan relevantes como las respuestas.
Desde la psicología no podemos ignorar esta necesidad básica para muchas personas y debemos ofrecer un espacio seguro de exploración de estas cuestiones. En este caso, no es necesaria la intervención terapéutica puesto que no hay ningún aspecto que sanar o modificar. La función del profesional será ofrecer un espacio adecuado para plantear los aspectos espirituales que la persona necesite y acompañar en este proceso sin imponer sus propios conceptos u opiniones.

En esta entrevista se expresa clara esta idea...


¿Qué es el desarrollo espiritual?

Entonces, ¿qué es la espiritualidad fuera de una religión? Podríamos recurrir a muchos filósofos que han abordado esta faceta o sentimiento de estar menos interesado en el aspecto material de la realidad (tal y como define la Real Academia de la lengua española).
En algunas personas, a lo largo de su vida nace espontáneamente un deseo de trascendencia. Es algo que no es creado o buscado a propósito, sino que surge como una sensación de vacío, de que algo falta. Incluso aunque tengamos éxito personal, profesional o económico, persiste esa sensación de que nos falta algo más... podemos tener momentos de mucha alegría y satisfacción pero nos damos cuenta de que duran poco. Una vez conseguido aquello que deseamos es como si el marcador volviera a cero.
Algunas personas pueden vivir esto de forma frustrante y demoledora. En otros simplemente se convierte en un rasgo de personalidad, estamos en permanente búsqueda...
Ese podría ser un primer síntoma.
Sin embargo, estar en búsqueda tiene sus peligros. Probamos con hobbies, deportes, actividades artísticas de todo tipo, culturales, nos apuntamos a toda clase de cursos o actividades, en grupo o individuales. Probamos y probamos y dejamos y dejamos. 
Nuestras familias y amigos pueden decirnos que no tenemos constancia, que nos falta seriedad y que somos unos caprichosos siempre probando y siempre dejando... podrían verlo como un fracaso.
Sin embargo, si ese es tu caso, yo te diría que ¡enhorabuena por probar y sobre todo por dejar! 
Dejar es lo mejor que puedes hacer si ves que algo (o alguien) no te llena.
Llegados a este punto, nuestra propia búsqueda (y desesperación) nos guiará hacia territorios más adecuados. 
Es posible que comiencen a atraernos las personas que hablan de los fenómenos trascendentales de la vida. Pueden ser religiosos o no. Aquellos que cuestionan la realidad tal y como la conocemos habitualmente.
Imagen generada por Carolina Callejas con IA
Podemos oír hablar de la indagación de nuestra verdadera naturaleza y conectar con la totalidad de la vida o del desarrollo pleno y permanente de nuestro nivel de consciencia.
Aquí pueden surgir nuevos peligros. Algunas personas se proclaman como maestros o gurús de la felicidad o de conocer los secretos del universo para manipularlo y conseguir todo lo que ansías, incluso en lo trascendental.
El mundo de lo esotérico, es decir aquello que está oculto, no explícito, puede ser muy atractivo para muchas personas. Tendrás que ser muy honesto contigo mismo y descubrir qué es realmente lo que buscas.
Esto puede llevar mucho tiempo porque no siempre uno tiene claro lo que necesita.
Habrá que probar y sobre todo dejar... 




¿Por dónde empezar? la Filosofía Perenne o Sapiencial